LOS MOLINOS DEL RÍO JARAMA
Concierto del batán 1551 |
Tal y como
indica el propio nombre de nuestro pueblo, Valdetorres de Jarama, el río que
nos da nombre ha tenido tradicionalmente una gran importancia en la vida de sus
habitantes. Es cierto que en la actualidad esto ha cambiado ya que la presencia
del Jarama no es ya tan importante como en los tiempos pasados; ahora solamente
los usamos para pasear ya sea a pie, a caballo, en moto etc. Sin embargo en
muchos de los documentos del archivo histórico municipal ha quedado reflejada
la gran importancia del aprovechamiento de los recursos del río Jarama para el
desarrollo de nuestro pueblo.
Desde los orígenes
del poblamiento en nuestra zona, el río fue un factor fundamental para la
consolidación de los primeros asentamientos y eso continúa siendo así con el
transcurso del tiempo.
Durante el
siglo XVI y XVII se menciona en la documentación municipal de forma recurrente
el aprovechamiento de las hierbas del río (pasto de ganado), de la leña de los
árboles de El Soto, de sus recursos hídricos para regadío de huertas, frutales
y cañamares. Pero además de estos usos existe otro que es en el que se va a
centrar la entrada: los molinos.
Parece lógico pensar
que donde hay un río tendrían que existir molinos, ya que en el pasado era una
actividad económica bastante lucrativa, puesto que la producción de harina era
algo de primera necesidad en estos tiempos.
Podríamos decir
que estos molinos son unos desconocidos ya que las referencias que tenemos de
ellos son bastante escasas, siendo quizás la mas importante la mención que se hace
en las relaciones de Felipe II:
“A los veinte y un capítulos dijeron que los
más vecinos de esta villa tienen pozos en sus corrales para dar agua a
los ganados, y los ganados mayores muchas veces beben en el río y en el arroyo
de Galga que estará a un cuarto de legua hacia el norte y en fuentes y
manantiales que hay en el arroyo, y van a moler a los molinos del dicho río
Jarama.”
Esta mención lo
único que nos deja claro es que se habla de que en el río existían molinos, en
plural. Pero mas allá de esta noticia, no tenemos información sobre cuantos
eran o donde se encontraban.
Junto a esta
referencia en el archivo de la Real
Chancillería de Valladolid se conservan dos pleitos fechados
en 1594 y 1556 en los que se habla de un conflicto entre Valdetorres y El Casar
(uno de tantos entre los dos pueblos) porque los vecinos de Valdetorres
cortaban la corriente del río de forma que el agua no llegaba al molino de El
Casar. Y con esto tenemos la primera sorpresa ¿Qué es esto de que El Casar
tenía un molino en el río Jarama? A priori resulta raro por la distancia pero
con los documentos del archivo hemos podido aclarar este punto y muchos otros.
En primer lugar
vamos a intentar averiguar cuantos molinos había en el río a su paso por el
término de Valdetorres. En varios documentos se nos habla de al menos el Molino
Nuevo, Molino Viejo y Molino de Orejón,
a los que tendríamos que sumar un batán (molino destinado a la elaboración de
tejidos). A estos molinos que pertenecen al Concejo de Valdetorres tendríamos
que unir también los molinos que también se mencionan en varios documentos y
que pertenecen a la jurisdicción de Silillos y por tanto a la familia Garnica.
La relación de
los molinos del río Jarama aparece de forma muy clara en los bienes del concejo
que van a servir para avalar uno de de los censos que solicita el pueblo para
hacer frente a los numerosos gastos que se acumulan sobre todo desde el siglo
XVII (Caja 62 Exp 19)
Primeramente tres molinos harineros que esta villa tiene suyos propios
en la rivera del Jarama con su presa y
caz para todos ellos, cada uno con tres cubetas y tres paradas que el uno se
dize el molino nuevo y otro el viejo y el otro el de Orejón que esta en termino
y jurisdizion de esta villa, moliente y corrientes, que valen todos treinta mil
Ducados y renta un año con otro mil y quinientos Ducados
Ytem un batan en el dicho caz, por abajo del molino nuevo camino de
Madrid con dos pilas y linde de el Soto de la torre que balen mil Ducados y en
renta un año con otro quarenta Ducados
Con este
documento ya tenemos fijado que el Concejo tenía tres molinos harineros además
de un batán.
Sobre este
último tenemos documentado el acuerdo para construirlo que está fechado en 1551
en el que se dice que se encarga de las obras de este batán a Juan Mínguez que
tendrá que encargarse además del
transporte de la piedra necesaria para la fábrica del batán desde
Manzanares el Real en un total de 26 cargas. En este documento también se
menciona que el batán tiene que construirse de forma que no perjudique al
funcionamiento del molino de arriba y del molino de abajo.
Y que lo a de fazer sin prejucio al molino de abaxo ni al molino de arriba y a lo por si tener e cumplir e se
obligó el dicho Symon Minguez e se obligo juntamente con el Pedro Sanz
Según esto dos
de los molinos ya estarían en pie en este año 1551. Probablemente se trataría
del molino viejo y el molino de Orejón. Si aceptamos esto, el molino nuevo se
construiría en fechas posteriores a 1551. En todo caso, en las actas del
concejo de 1647 ya se mencionan los tres molinos.
Otra pregunta
que podemos hacernos es ¿Dónde estaban situados los molinos, en que zona del
río?
Existen en la
documentación del archivo algunas menciones a los parajes en los que se
enclavan los molinos por lo que vamos a intentar dar una hipótesis sobre su
localización.
Quizás el que
mas claramente tenemos situado sea el molino de Orejón ya que en unas de las
actas del Concejo se menciona que se encuentra en la Puerta de la Vega, lugar que podemos
identificar con bastante fidelidad ya que hoy en día mantiene el nombre, si
bien es posible que la situación del lugar en el siglo XVII no sea exactamente
la misma que la actual.
En un reparto
de tierras recogido en las actas del concejo de 1664 (caja 61 exp1) se nos da
otra referencia sobre la situación de los molinos:
La primera suerte
del Soto junto al molino de Orexon remató en (se interrumpe aquí la relación)
… que ay en dicho
Soto asta el molino biexo a la uerta de que sale a los Sargales se fueron
pregonando su remate una por una y no ubo quien los arrendase por auerse ido
toda la gente al molino biejo al abrigo de un mal ayre frio que ace y sus
mercedes justicia y reximiento mandaron se dejasen asta otro dia y se quedaron
por arrendar
Además del detalle curioso de
que se mencione que el molino sirvió a la gente para refugiarse de un mal aire,
tenemos mencionado aquí el Soto y un paraje denominado los Sargales. Si bien
hoy en día no conocemos una zona con ese nombre, en las inmediaciones del Soto
hay una zona denominada Sargalillo que quizás pudiéramos identificar con ésta.
Del resto de
molinos tenemos varias referencias en distintos documentos que nos pueden
ayudar a situarlos:
El primero es
la compra al Monasterio de la Vid
por Francisco de Garnica del censo sobre el Soto de la Torre. (Caja 55. Exp 11),
En este
documento se cuenta como el concejo de Valdetorres (siendo aún aldea de
Talamanca y por tanto antes del año 1564) había comprado al dicho monasterio el
llamado Soto de la Torre
del Rey en cuya descripción se dice que tiene “una casa de molinos de tres
ruedas” con lo cual ya sabemos que al menos un molino se encontraba en dicho
soto.
En otro
documento mediante el que se avala la petición de un censo en 1578 se vuelve a
reiterar “y el molino viejo de la Torre de tres piedras y está
dentro del Soto de la Torre
y el molino nuevo de dos paradas, está en jurisdicción desta villa linde con
los pastos del común y la huerta vieja dentro del Soto de la Torre y el batán del dicho
soto de la Torre”
Según esto
tanto los dos molinos como el batán se encuentran incluidos dentro del
denominado soto de la torre. Al pertenecer este Soto al monasterio de la Vid (dicho convento sigue
existiendo en la actualidad y se encuentra en la provincia de Burgos) lo mas
probable es que fueran los monjes o empleados del monasterio los que
construyeran y aprovecharan estos molinos hasta el momento en que se vendieron
al Concejo de Valdetorres.
La duda que se
nos presenta llegados a este puntos es donde estaba exactamente el Soto de la Torre, vamos a intentar aclararlo
con las referencias que se hacen en otro documento, concretamente en la
mojonera del caz de Marjomar en 1614 (Caja 50. exp 47). Aquí nos permitimos un
inciso para dar una explicación sobre lo que es un caz. Se trata de un canal
elaborado de forma artificial, con mas o menos medios, aunque normalmente en el
caso de Valdetorres se mencionaba que para su arreglo se emplean piedras pero
sobre todo cantos y maderas procedentes de los árboles de las orillas;
destinado a conducir el agua del río directamente a los molinos. Por las
menciones que hemos encontrado prácticamente todo el curso del Jarama a su paso
por nuestro término municipal debía tener un largo caz que transcurría de forma
paralela al río para poder dar servicio
desde los molinos del concejo hasta los de Silillos. En fin, en este documento
se menciona como se presentan en el Soto de Marjomar varios cargos municipales
tanto de Talamanca como de Valdetorres para amojonar el caz y las tierras que
se habían utilizado para construirlo. Se menciona también que la mojonera se
comienza a la altura de San Román, paraje que marcaría prácticamente el inicio
del término de Talamanca. Al parecer este caz se trata de una obra
relativamente reciente y probablemente se hizo ya en fechas posteriores a la
separación de Valdetorres de Talamanca en 1564. Pues bien, si el caz se
encontraba en esta zona de Marjomar está claro que los molinos no podían estar
muy alejados.
Pensamos que
Marjomar y el Soto de la Torre serían los dos parajes que conforman el Soto
que conocemos actualmente, aunque no podemos precisar cual sería su límite
hacia el sur, nos atrevemos a dar una hipótesis sobre la situación de los
molinos.
Uniendo las
referencias la situación de los molinos, junto con las menciones del caz que
transcurría paralelo al río, pensamos que los molinos propios del concejo de
Valdetorres de Jarama se encontrarían enclavados en lo que actualmente
conocemos como El Soto y sus inmediaciones, como es el caso del molino de
Orejón.
Una vez
establecida aproximadamente la situación de los molinos, así como que eran
numerosos, no tenemos que perder de vista que todos los molinos,
independientemente de su propietario, compartían el caz que permitía que les
llegara el agua del río, era por tanto un elemente clave para su funcionamiento
y que con el tiempo será el origen de algunos conflictos, como veremos.
Pues bien,
vamos a meternos en harina, y nunca mejor dicho, con algunos detalles sobre
como funcionaban estos molinos.
El que se les
mencione como bienes del concejo no quiere decir que existiera una explotación
directa de los molinos por parte de la villa, si no que lo habitual y tal cual
se refleja en las actas del concejo era que se arrendaran a la persona (no en
todas las ocasiones era vecino del pueblo) que hiciera la mejor postura en una
subasta pública.
En estas
subastas se fijaba la renta que tenía que aportar el arrendatario y distintas
condiciones del acuerdo entre las que eran importantes aquellas que recogían
quien tendría que hacerse cargo de los posibles reparos que necesitara el
molino debido a su propio uso. Como ejemplo tenemos esta del año 1689 (Caja 62
Exp2)
“Pareció Andrés de la
Fuente vezino de Talamanca y dixo que hazia e yzo postura en
el molino viejo arinero desta dicha villa que esta en la riuera de Xarama en su
termino y jurisdizion por tiempo y espazio de dos años que empezaron a correr a
día primero de pascua de resurrezion diez del corriente y cumplirán otro tal
dia del año de noventa i uno – pagara a esta dicha villa ciento setenta fanegas
de trigo de dar y rezibir por cada año de los dos pagado por mesadas.
Lo primero es condizión que por esta villa se a de dar el agua coxida
de pressa principal y galga y demas presillas . I si subcediese algún
rompimientos después de la presa principal siendo cauda de dos peones adelante
a d correr su reparo por este concexo lo contrario por cuenta del dicho
molinero
Es condición que todos los días que dexare de moler dicho molino por
falta de agua e porque la ayan quitado para riegos se a de hazer se a de hazer
descuento prorrateado de dicha cantidad.
Que se ha de dar al dicho molino corriente que se a de hazer al
presente de piedras
-
Al tiempo de
cumplir este arrendamiento se ha de bolver a hazer tasación y los menoscabos y
mexoras se a de contribuir.
-
Además quitare a
los vecinos desta villa un celemin de cada tres y siendo mas o menos lo que le
corresponde esto hasta San Juan de junio y desde San Juan de junio hasta San
Miguel de cada fanega medio celemin
-
Aceptación de la
postura
Los molinos
eran por tanto una fuente importante de ingresos para el concejo, ya que al ser
la harina artículo de primera necesidad, no faltarían arrendatarios que
quisieran explotar los molinos. Mas aún si tenemos en cuenta que en algunos
documentos se menciona que existe una Provisión Real que obliga a todos los
vecinos de Valdetorres a moler en los molinos propios del concejo. Por este
motivo, no deja de ser sorprendente que en el año del señor de 1643 los molinos
de la villa se vendan al señor de Garnica. Este es el primero de tres sucedidos
relacionados con los molinos que nos ha parecido interesante dar a conocer.
La venta de los molinos a Francisco de Garnica
Toda la
información sobre este hecho la tenemos recogida en las Actas del Concejo
correspondientes al año 1643. Al comienzo de este año, concretamente el 19 de
enero, en una de las sesiones del concejo ya se expone que la villa tiene que
hacer frente a muchas deudas (efectivamente en la documentación de esta época
se mencionan numerosos censos a los que tiene que responder el pueblo,
prácticamente desde el momento de su exención de Talamanca) y lo que acuerdan
los vecinos para salir del brete es vender los molinos, incluyendo en esta
operación la presa y el caz que les dan servicio.
Los vecinos se reúnen
de nuevo el 10 de febrero y muestra de que el
asunto debía se muy importante es que a esta sesión del concejo asiste
un número muy elevado de vecinos, que supera en mucho a los como mucho quince
vecinos además de los cargos municipales que suelen asistir habitualmente.
En este concejo
ya se informa de que las gestiones del concejo para encontrar un comprador no
han dado sus frutos por lo que se propone que se vaya a ofrecer la operación a
D. Francisco de Garnica. Con esto queda claro que la opción de vender los
molinos al señor de Silillos no era del agrado del pueblo y sólo se tuvo en
cuenta como última opción. Parece lógico que los vecinos de Valdetorres no
quisieran obligarse mas con los Garnica ya que en 1584 esta familiar como hemos
mencionado ya había comprado el censo de la Vid que pesaba sobre el pueblo.
Se acuerda por
tanto que dos vecinos vayan a proponerle la venta por 13000 ducados con la
condición de que se pueda utilizar el agua del caz para el riego de las huertas
que los del pueblo tenían en la orilla del río.
Los vecinos
designados para hacer esta gestión serán Gabriel de Portales y Miguel de la Plaza. Estos dos apellidos
aparecen vinculados a través de diversos miembros de sus familias a la gestión
municipal desde los primeros documentos que hemos podido consultar, además
Gabriel de Portales pertenece a una de las dos familias que encontraron el
Cristo de los Ultrajes y aparece vinculado desde los inicios a la organización
de la hermandad.
Pues bien,
estos dos emisarios vuelven con la oferta de Francisco de Garnica de dar 12000
ducados por los molinos junto con el compromiso de poder utilizar el agua del
caz para el Soto de Marjomar, la Huerta
Vieja y los cañamares que los vecinos tenían en la zona del
molino de Orejón y de mantener los mismos precios de uso del molino a los
vecinos del pueblo.
Esta oferta se
somete a votación en la sesión correspondiente del concejo, mostrándose de
acuerdo la mayoría de los vecinos presentes.
El tema de la
venta de los molinos vuelva a aparecer de nuevo en las actas del concejo en el
año de 1647 ya que la situación ha cambiado puesto que D. Francisco de Garnica
ha fallecido y su sucesor en el mayorazgo, su hijo Diego de Garnica y Córdoba
pone sobre la mesa un cambio de las condiciones del trato que subscribiera su
padre ya que además alega que uno de los tres molinos (del que no se menciona
el nombre) está en malas condiciones y no pude usarse para moler. Con este
argumento pretende disminuir la cantidad que se había comprometido a
desembolsar, ya que al parecer, en estos cinco años, D. Francisco de Garnica
había “adelantado” algún dinero al concejo para que hiciera frente a las deudas
mas acuciantes, pero no se había oficializado aún la operación con una carta de
venta. Es con este estado de cosas el que Diego de Garnica aprovecha para
presentar su petición. Pero la respuesta del Concejo de Valdetorres es clara:
y aviéndolo tratado y comunicado dixeron que atento esta villa y su
concexo está muy alcancado y no le quedan propio ninguno con que poder pagar
cosas alguna de las deudas que deuia porque cuando los molinos se bendieron fue
para desempeñar al concejo y pagar las deudas que deuian y si al pressente se
le da el ven a cargar … alguna y deudas no es posible los paque porque no tiene
de donde se trajera? … Don Diego de Garnica y Cordoua … y señor desta villa y
si su merced fuere seruido de passar por el concierto que se ico de la venta de
dichos con don Francisco de Garnica mi señor y su padre en los diez y ocho mil
ducados por que se vendieron se passe por ello y se agan las escripturas de
venta y demás necessarias porque si el molino esta al presente que no muele la
villa no a tenido la culpa que cuando los vendió al señor Don Francisco de
Garnica estaua bien aderecado y corriente que se molía vien y ganancia tenía
con los demás y en el tiempo que el dicho don Francisco de Garnica mi señor los
estuvo posesión dejo que no moliese el dicho molino con que en ello no a tenido
culpa alguna
Vamos, que la
operación no le salió bien al de Garnica. Lo que si es cierto es que en las actas
de años posteriores es de nuevo el concejo quien se encarga de la gestión del
arrendamiento de los molinos, por lo que en algún momento, que no tenemos localizado
en la documentación, debieron volver a la gestión municipal.
Concierto del batán 1551 |
El conflicto del molino de Orejón
Lo primero que
nos llama la atención en este tema es, claro está, el nombre del molino.
Lamentablemente no tenemos documentos que nos puedan aclarar este punto pero no
resulta descabellado pensar que alguno de los arrendatarios del molino en algún
momento de la historia debió contar con unos apéndices importantes y que quizás
de ahí viniera el nombre; pero cada uno puede darle la interpretación que
considere mas conveniente.
Lo segundo
llamativo es que este molino se menciona en numerosas ocasiones como molino de
El Casar y a poco que se rasque en la documentación del archivo municipal
empiezan a salir a la luz numerosos conflictos en torno a este molino.
Para explicar
el que se diga que este molino pertenecía a El Casar tenemos que remontarnos a
los años anteriores a la separación de Valdetorres de Talamanca en 1564.
En época del
común de Talamanca determinadas tierras y bienes, independientemente de la zona
en la que se encontrarán estaban destinadas al aprovechamiento por el común; es
decir, cualquier vecino de las localidades que formaban parte del mismo tenía
opción a beneficiarse de su uso. Esto ocurría con determinadas partes de Marjomar
de las que se nos dice que podían hacer aprovechamiento los vecinos de
Talamanca o del Monte Albir que era zona común de pastos. Esto mismo sucedería
con el caso del molino de El Casar, con la diferencia de que no es un bien de
aprovechamiento común si no propiedad de El Casar. Es posible que encontrándose
esta villa en una zona alejada de cualquier curso de agua, el común decidiera
permitirle la propiedad de un molino en la ribera del Jarama. Aunque no podemos
precisar desde que momento pasa a ser de su propiedad ya que como veremos, el
concejo de El Casar disfrutaba de la misma ya que en cierto momento se plantean
llevar a cabo su venta.
El hecho es que
el molino de Orejón se encuentra precisamente situado entre los molinos del
concejo de Valdetorres en Marjomar y los del señor de Silillos, lo que no
podría traer mas que problemas que se prolongaron en el tiempo y de los que hacemos
un pequeño resumen.
El primer
problema se plantea ya en 1556 y el pleito es entre el concejo de El Casar y
Simón Martínez de oficio batanero (encargado del batán) quien:
Había hecho dentro del dicho caz bajo de un
molino del concejo de Valdetorres por junto a un batán que tenía a renta una
estacada con la qual había detenido y detenía el agua (Archivo de la Real Chancillería de
Valladolid, Caja 863,7)
La queja de los
de El Casar viene de que el mencionado batanero había cortado con la estacada
la corriente de agua que bajaba por el caz, dejando al molino de Orejón sin
caudal suficiente para moler. En vista de esto solicitan para el batanero una
pena de cuatro fanegas de trigo por cada día que no ha podido funcionar el
molino.
Una vez con el
lío encima de la mesa se movilizan las fuerzas vivas y se nombran dos vecinos
que vayan a ver in situ como se encuentran los molinos; pero lo que casi deja
zanjado el asunto es la declaración del batanero, Simón Martínez que lo primero
que deja claro es que con el no va la cosa puesto que solamente es arrendatario
del batán y que el propietario es el concejo de Valdetorres, y por si fuera
poco añade:
(que el molino de Orejón) ningún daño por el
había recibido y recibía porque antes del estaría otro del dicho lugar de
Valdetorres y encima de ambos estaría el dicho batán y no por eso ha dejado de
moler igualmente (Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid, Caja 863,7)
Vamos, que si
el molino de Valdetorres que se encontraba justo a continuación del batán molía
con normalidad, no había razón para que el de El Casar hiciera lo mismo.
A este problema
con el vecino de “arriba” hay que sumarle otro con el de “abajo”, Francisco de
Garnica y de nuevo por lo mismo, el
concejo de El Casar expone como D. Francisco de Garnica había cerrado el
caz con una estacada, esta vez por debajo del molino de Orejón lo que impedía
que el agua que había pasado por el molino desaguara con normalidad.
Esta vez, el
concejo del El Casar dirige sus alegaciones a la justicia de Ribatejada, probablemente
porque no se fiaría mucho de la acogida que tendrían sus reclamaciones si
acudía a la justicia de Valdetorres. Este documento está fechado en 1602, pero
nos cuenta como desde 1598 ya existen sentencias en firme que habían obligado a
Francisco Garnica, padre e hijo, a deshacer la estacada que habían puesto en el
caz (que debía ser importante ya que se nos dice que está hecha de maderas y
piedra), pero como el que oye llover, puesto que pasado un tiempo volvían a
levantarla de nuevo. En este quitar y poner la estacada nos encontramos con una
novedad, según nos cuenta uno de los testigos interrogados para esclarecer este
asunto:
Entonces se concertaron el dicho concejo del
Casar y el dicho don Francisco de Garnica sobre la venta y compra del dicho
molino” (caja 81. Exp 8)
Solución
drástica donde las haya, con esta transacción se acabaría el problema puesto
que siendo D Francisco de Garnica propietario de los dos molinos podía disponer
de ellos a su gusto sin buscarse desavenencias con nadie
Por lo que
hemos visto en documentos posteriores, al parecer la venta no se llevó a
término y el asunto se complicó aún mas porque debido a esto, es ahora el
concejo de El Casar el que recibe acusaciones de D. Francisco de Garnica por no
limpiar adecuadamente su parte del caz, de forma que perjudicaba a los molinos
de Silillos.
Y por si fuera
poco el problema que tenían los de El Casar por un lado con el batanero y por
el otro con el señor de Silillos, en los años de 1594 y posteriormente 1608
tienen que hacer frente también a algunos vecinos de Valdetorres que se toman
la justicia por su mano. Estos vecinos son Martín de Portales y Alonso de
Aparicio que por su cuenta y riesgo:
Los susodichos pospuesto el temor de Dios y
menosprecio de la justicia auian ydo al dicho molino y por fuerza y contra la
voluntad de sus servidores auian rompido el caz por donde iba el agua de dicho
molino y auian sacado mucha cantidad de agua para regar sus guertos, tierras y
heredades lo qual habían hecho una y muchas veces de un año a aquella parte en
gran daño y perjuicio de dicho concejo y su molino (de El Casar)
(Real Chancillería de Valladolid. Registro
de Ejecutorias, Caja 1769,45)
El pleito no se
resolverá hasta 1609, fecha en la que se absuelve a Portales y Aparicio, puesto
que la justicia les da razón en sus alegaciones de que el agua del caz
pertenece a Valdetorres, que por uso y costumbre los vecinos podían usar de su
agua para regar sus huertas y además según dicen, el río Jarama llevaba
abundante agua como para contentar a todos.
Está claro que
mantener el molino no debió ser tarea fácil para el Concejo de El Casar, ya que
les suponía un pleito tras otro, con el consiguiente coste. No hemos podido
documentar exactamente el como, pero alrededor de 1640 ya se empieza a
mencionar el molino de Orejón como propiedad del Concejo de Valdetorres quien
se encarga de su arrendamiento. Seguramente El Casar acabaría renunciando a una
propiedad tan molesta.
Los molinos de Silillos
Sobre los
molinos situados en Silillos y que pertenecían a la familia Garnica, no tenemos
tanta información como sobre los molinos que eran propiedad del concejo, pero a
través de lo que se menciona en la documentación municipal si que podemos
seguir también algún rastro de ellos.
Una de las
primeras descripciones de Silillos en la que aparecen molinos es las que
encontramos en el expediente de jurisdicción (caja 81 – exp 23) fechado en 1564
y donde se hace una extensa relación de los puntos “conflictivos”
territorialmente hablando para delimitar la extensión de Valdetorres en el
momento en que se separó de Talamanca:
Si saben que cerca de la villa de
Valdetorres como un cuarto de legua está un heredamiento que se llama Silillos
que es de Don Juan Hurtado de Mendoza e que el dicho heredamiento tiene un
olivar e un molino de azeyte y pan e biñas e unas casas principales y una
ermita y otras heredades
Estamos ante la
típica propiedad autosuficiente perteneciente a importantes familias
nobiliarias, en este caso la familia Mendoza y que por tanto contaba con los mismos servicios que un pequeño
pueblo, teniendo en este caso entidad propia, diferenciada de Valdetorres y
Talamanca. En el año 1573 la propiedad cambiaría de manos y sería adquirida por
el contador de Felipe II, Francisco Garnica, al que unos años después también
vendería el monarca Valdetorres.
Ya en época de
este documento tenemos reseñados dos molinos, unos de aceite, para explotar la
producción del olivar que se menciona y también un molino harinero.
Unos años
después, en 1595, a
través de una querella por la agresión sufrida por la mujer del oficial del
molino de Silillos (caja 81 – exp12), tenemos noticia de que se trata del
oficial de un molino de papel. Desconocemos si se trata de un molino a añadir a
los dos anteriores o que alguno de ellos cambiara de función con el tiempo. Lo
que si esta claro es que este molino de papel tenía importancia ya que se
menciona una casa donde viven los oficiales (en plural) que lo atienden. En la
obra de Gonzalo Cayoso Carreira, Historia del papel en España se menciona un
contrato firmado en diciembre de 1595 entre Fray Pedro de Mena, provincial de
los mínimos y el licenciado de Castro para concertar la impresión de la Crónica de San Francisco
de Paula, especificándose en este contrato que la obra “se imprimirá en papel blanco de Garnica, que llaman de Silillos, que
sea igual y parejo”. Con esto tenemos la confirmación de la importancia del
molino, cuyo papel se conocía incluso por el nombre del dueño de la heredad:
Garnica.
Es importante
reseñar que este papel se usaba para la impresión de obras “finas” como la que
se menciona en el dicho contrato y no para otros menesteres mas bastos, por lo
que su calidad debería ser aceptable, aunque Gonzalo Cayoso opina que “este papel, además de moreno, es muy sucio
y con muchas motas”
Estos molinos
contaban con una importante obra hidráulica para su mantenimiento, caz, presa y
diversos canales, cuyos restos aún pueden verse hoy en día en la parte baja del
caserío de Silillos. Hay que tener en cuenta también que probablemente estas
construcciones que daban servicio a los molinos en parte es probable que se
reutilizaran ya en el siglo XVIII en el
funcionamiento de la fábrica de fusiles que existió en la finca.
En las actas
del concejo en algunos años del siglo XVII en los que el río daba un invierno
guerrero, dañando estas estructuras se menciona como el concejo convoca a los
vecinos para que acudan a ayudar al
reparo de las mismas. Incluso en unas de estas actas se menciona que puesto que
el concejo le adeuda al señor de Garnica el pago de un censo que pesaba sobre
la villa, las prestaciones de trabajo de los vecinos sustituirán al pago de la
cuota correspondiente de ese censo.
Estupendo y extenso trabajo...!!!
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