LOS MOLINOS DEL RÍO JARAMA


Concierto del batán 1551

Tal y como indica el propio nombre de nuestro pueblo, Valdetorres de Jarama, el río que nos da nombre ha tenido tradicionalmente una gran importancia en la vida de sus habitantes. Es cierto que en la actualidad esto ha cambiado ya que la presencia del Jarama no es ya tan importante como en los tiempos pasados; ahora solamente los usamos para pasear ya sea a pie, a caballo, en moto etc. Sin embargo en muchos de los documentos del archivo histórico municipal ha quedado reflejada la gran importancia del aprovechamiento de los recursos del río Jarama para el desarrollo de nuestro pueblo.
Desde los orígenes del poblamiento en nuestra zona, el río fue un factor fundamental para la consolidación de los primeros asentamientos y eso continúa siendo así con el transcurso del tiempo.
Durante el siglo XVI y XVII se menciona en la documentación municipal de forma recurrente el aprovechamiento de las hierbas del río (pasto de ganado), de la leña de los árboles de El Soto, de sus recursos hídricos para regadío de huertas, frutales y cañamares. Pero además de estos usos existe otro que es en el que se va a centrar la entrada: los molinos.
Parece lógico pensar que donde hay un río tendrían que existir molinos, ya que en el pasado era una actividad económica bastante lucrativa, puesto que la producción de harina era algo de primera necesidad en estos tiempos.
Podríamos decir que estos molinos son unos desconocidos ya que las referencias que tenemos de ellos son bastante escasas, siendo quizás la mas importante la mención que se hace en las relaciones de Felipe II:

“A los veinte y un capítulos dijeron que los más vecinos de esta villa tienen pozos en sus corrales para dar agua a los ganados, y los ganados mayores muchas veces beben en el río y en el arroyo de Galga que estará a un cuarto de legua hacia el norte y en fuentes y manantiales que hay en el arroyo, y van a moler a los molinos del dicho río Jarama.”

Esta mención lo único que nos deja claro es que se habla de que en el río existían molinos, en plural. Pero mas allá de esta noticia, no tenemos información sobre cuantos eran o donde se encontraban.
Junto a esta referencia en el archivo de la Real Chancillería de Valladolid se conservan dos pleitos fechados en 1594 y 1556 en los que se habla de un conflicto entre Valdetorres y El Casar (uno de tantos entre los dos pueblos) porque los vecinos de Valdetorres cortaban la corriente del río de forma que el agua no llegaba al molino de El Casar. Y con esto tenemos la primera sorpresa ¿Qué es esto de que El Casar tenía un molino en el río Jarama? A priori resulta raro por la distancia pero con los documentos del archivo hemos podido aclarar este punto y muchos otros.

En primer lugar vamos a intentar averiguar cuantos molinos había en el río a su paso por el término de Valdetorres. En varios documentos se nos habla de al menos el Molino Nuevo, Molino Viejo  y Molino de Orejón, a los que tendríamos que sumar un batán (molino destinado a la elaboración de tejidos). A estos molinos que pertenecen al Concejo de Valdetorres tendríamos que unir también los molinos que también se mencionan en varios documentos y que pertenecen a la jurisdicción de Silillos y por tanto a la familia Garnica.
La relación de los molinos del río Jarama aparece de forma muy clara en los bienes del concejo que van a servir para avalar uno de de los censos que solicita el pueblo para hacer frente a los numerosos gastos que se acumulan sobre todo desde el siglo XVII (Caja 62 Exp 19)

Primeramente tres molinos harineros que esta villa tiene suyos propios en la rivera del  Jarama con su presa y caz para todos ellos, cada uno con tres cubetas y tres paradas que el uno se dize el molino nuevo y otro el viejo y el otro el de Orejón que esta en termino y jurisdizion de esta villa, moliente y corrientes, que valen todos treinta mil Ducados y renta un año con otro mil y quinientos Ducados
Ytem un batan en el dicho caz, por abajo del molino nuevo camino de Madrid con dos pilas y linde de el Soto de la torre que balen mil Ducados y en renta un año con otro quarenta Ducados
Con este documento ya tenemos fijado que el Concejo tenía tres molinos harineros además de un batán.
Sobre este último tenemos documentado el acuerdo para construirlo que está fechado en 1551 en el que se dice que se encarga de las obras de este batán a Juan Mínguez que tendrá que encargarse además del  transporte de la piedra necesaria para la fábrica del batán desde Manzanares el Real en un total de 26 cargas. En este documento también se menciona que el batán tiene que construirse de forma que no perjudique al funcionamiento del molino de arriba y del molino de abajo.

Y que lo a de fazer sin prejucio al molino de abaxo ni al molino de arriba y a lo por si tener e cumplir e se obligó el dicho Symon Minguez e se obligo juntamente con el Pedro Sanz

Según esto dos de los molinos ya estarían en pie en este año 1551. Probablemente se trataría del molino viejo y el molino de Orejón. Si aceptamos esto, el molino nuevo se construiría en fechas posteriores a 1551. En todo caso, en las actas del concejo de 1647 ya se mencionan los tres molinos.
Otra pregunta que podemos hacernos es ¿Dónde estaban situados los molinos, en que zona del río?
Existen en la documentación del archivo algunas menciones a los parajes en los que se enclavan los molinos por lo que vamos a intentar dar una hipótesis sobre su localización.
Quizás el que mas claramente tenemos situado sea el molino de Orejón ya que en unas de las actas del Concejo se menciona que se encuentra en la Puerta de la Vega, lugar que podemos identificar con bastante fidelidad ya que hoy en día mantiene el nombre, si bien es posible que la situación del lugar en el siglo XVII no sea exactamente la misma que la actual.
En un reparto de tierras recogido en las actas del concejo de 1664 (caja 61 exp1) se nos da otra referencia sobre la situación de los molinos:

La primera suerte del Soto junto al molino de Orexon remató en (se interrumpe aquí la relación)
… que ay en dicho Soto asta el molino biexo a la uerta de que sale a los Sargales se fueron pregonando su remate una por una y no ubo quien los arrendase por auerse ido toda la gente al molino biejo al abrigo de un mal ayre frio que ace y sus mercedes justicia y reximiento mandaron se dejasen asta otro dia y se quedaron por arrendar

Además del detalle curioso de que se mencione que el molino sirvió a la gente para refugiarse de un mal aire, tenemos mencionado aquí el Soto y un paraje denominado los Sargales. Si bien hoy en día no conocemos una zona con ese nombre, en las inmediaciones del Soto hay una zona denominada Sargalillo que quizás pudiéramos identificar con ésta.

Del resto de molinos tenemos varias referencias en distintos documentos que nos pueden ayudar a situarlos:

El primero es la compra al Monasterio de la Vid por Francisco de Garnica del censo sobre el Soto de la Torre. (Caja 55. Exp 11),
En este documento se cuenta como el concejo de Valdetorres (siendo aún aldea de Talamanca y por tanto antes del año 1564) había comprado al dicho monasterio el llamado Soto de la Torre del Rey en cuya descripción se dice que tiene “una casa de molinos de tres ruedas” con lo cual ya sabemos que al menos un molino se encontraba en dicho soto.
En otro documento mediante el que se avala la petición de un censo en 1578 se vuelve a reiterar “y el molino viejo de la Torre de tres piedras y está dentro del Soto de la Torre y el molino nuevo de dos paradas, está en jurisdicción desta villa linde con los pastos del común y la huerta vieja dentro del Soto de la Torre y el batán del dicho soto de la Torre”
Según esto tanto los dos molinos como el batán se encuentran incluidos dentro del denominado soto de la torre. Al pertenecer este Soto al monasterio de la Vid (dicho convento sigue existiendo en la actualidad y se encuentra en la provincia de Burgos) lo mas probable es que fueran los monjes o empleados del monasterio los que construyeran y aprovecharan estos molinos hasta el momento en que se vendieron al Concejo de Valdetorres.

La duda que se nos presenta llegados a este puntos es donde estaba exactamente el Soto de la Torre, vamos a intentar aclararlo con las referencias que se hacen en otro documento, concretamente en la mojonera del caz de Marjomar en 1614 (Caja 50. exp 47). Aquí nos permitimos un inciso para dar una explicación sobre lo que es un caz. Se trata de un canal elaborado de forma artificial, con mas o menos medios, aunque normalmente en el caso de Valdetorres se mencionaba que para su arreglo se emplean piedras pero sobre todo cantos y maderas procedentes de los árboles de las orillas; destinado a conducir el agua del río directamente a los molinos. Por las menciones que hemos encontrado prácticamente todo el curso del Jarama a su paso por nuestro término municipal debía tener un largo caz que transcurría de forma paralela al  río para poder dar servicio desde los molinos del concejo hasta los de Silillos. En fin, en este documento se menciona como se presentan en el Soto de Marjomar varios cargos municipales tanto de Talamanca como de Valdetorres para amojonar el caz y las tierras que se habían utilizado para construirlo. Se menciona también que la mojonera se comienza a la altura de San Román, paraje que marcaría prácticamente el inicio del término de Talamanca. Al parecer este caz se trata de una obra relativamente reciente y probablemente se hizo ya en fechas posteriores a la separación de Valdetorres de Talamanca en 1564. Pues bien, si el caz se encontraba en esta zona de Marjomar está claro que los molinos no podían estar muy alejados.
Pensamos que Marjomar y el Soto de la Torre  serían los dos parajes que conforman el Soto que conocemos actualmente, aunque no podemos precisar cual sería su límite hacia el sur, nos atrevemos a dar una hipótesis sobre la situación de los molinos.









Uniendo las referencias la situación de los molinos, junto con las menciones del caz que transcurría paralelo al río, pensamos que los molinos propios del concejo de Valdetorres de Jarama se encontrarían enclavados en lo que actualmente conocemos como El Soto y sus inmediaciones, como es el caso del molino de Orejón.
Una vez establecida aproximadamente la situación de los molinos, así como que eran numerosos, no tenemos que perder de vista que todos los molinos, independientemente de su propietario, compartían el caz que permitía que les llegara el agua del río, era por tanto un elemente clave para su funcionamiento y que con el tiempo será el origen de algunos conflictos, como veremos.
Pues bien, vamos a meternos en harina, y nunca mejor dicho, con algunos detalles sobre como funcionaban estos molinos.
El que se les mencione como bienes del concejo no quiere decir que existiera una explotación directa de los molinos por parte de la villa, si no que lo habitual y tal cual se refleja en las actas del concejo era que se arrendaran a la persona (no en todas las ocasiones era vecino del pueblo) que hiciera la mejor postura en una subasta pública.
En estas subastas se fijaba la renta que tenía que aportar el arrendatario y distintas condiciones del acuerdo entre las que eran importantes aquellas que recogían quien tendría que hacerse cargo de los posibles reparos que necesitara el molino debido a su propio uso. Como ejemplo tenemos esta del año 1689 (Caja 62 Exp2)

“Pareció Andrés de la Fuente vezino de Talamanca y dixo que hazia e yzo postura en el molino viejo arinero desta dicha villa que esta en la riuera de Xarama en su termino y jurisdizion por tiempo y espazio de dos años que empezaron a correr a día primero de pascua de resurrezion diez del corriente y cumplirán otro tal dia del año de noventa i uno – pagara a esta dicha villa ciento setenta fanegas de trigo de dar y rezibir por cada año de los dos pagado por mesadas.
Lo primero es condizión que por esta villa se a de dar el agua coxida de pressa principal y galga y demas presillas . I si subcediese algún rompimientos después de la presa principal siendo cauda de dos peones adelante a d correr su reparo por este concexo lo contrario por cuenta del dicho molinero
Es condición que todos los días que dexare de moler dicho molino por falta de agua e porque la ayan quitado para riegos se a de hazer se a de hazer descuento prorrateado de dicha  cantidad.
Que se ha de dar al dicho molino corriente que se a de hazer al presente de piedras
-         Al tiempo de cumplir este arrendamiento se ha de bolver a hazer tasación y los menoscabos y mexoras se a de contribuir.
-         Además quitare a los vecinos desta villa un celemin de cada tres y siendo mas o menos lo que le corresponde esto hasta San Juan de junio y desde San Juan de junio hasta San Miguel de cada fanega medio celemin
-         Aceptación de la postura

Los molinos eran por tanto una fuente importante de ingresos para el concejo, ya que al ser la harina artículo de primera necesidad, no faltarían arrendatarios que quisieran explotar los molinos. Mas aún si tenemos en cuenta que en algunos documentos se menciona que existe una Provisión Real que obliga a todos los vecinos de Valdetorres a moler en los molinos propios del concejo. Por este motivo, no deja de ser sorprendente que en el año del señor de 1643 los molinos de la villa se vendan al señor de Garnica. Este es el primero de tres sucedidos relacionados con los molinos que nos ha parecido interesante dar a conocer.

La venta de los molinos a Francisco de Garnica

Toda la información sobre este hecho la tenemos recogida en las Actas del Concejo correspondientes al año 1643. Al comienzo de este año, concretamente el 19 de enero, en una de las sesiones del concejo ya se expone que la villa tiene que hacer frente a muchas deudas (efectivamente en la documentación de esta época se mencionan numerosos censos a los que tiene que responder el pueblo, prácticamente desde el momento de su exención de Talamanca) y lo que acuerdan los vecinos para salir del brete es vender los molinos, incluyendo en esta operación la presa y el caz que les dan servicio.
Los vecinos se reúnen de nuevo el 10 de febrero y muestra de que el  asunto debía se muy importante es que a esta sesión del concejo asiste un número muy elevado de vecinos, que supera en mucho a los como mucho quince vecinos además de los cargos municipales que suelen asistir habitualmente.
En este concejo ya se informa de que las gestiones del concejo para encontrar un comprador no han dado sus frutos por lo que se propone que se vaya a ofrecer la operación a D. Francisco de Garnica. Con esto queda claro que la opción de vender los molinos al señor de Silillos no era del agrado del pueblo y sólo se tuvo en cuenta como última opción. Parece lógico que los vecinos de Valdetorres no quisieran obligarse mas con los Garnica ya que en 1584 esta familiar como hemos mencionado ya había comprado el censo de la Vid que pesaba sobre el pueblo.
Se acuerda por tanto que dos vecinos vayan a proponerle la venta por 13000 ducados con la condición de que se pueda utilizar el agua del caz para el riego de las huertas que los del pueblo tenían en la orilla del río.
Los vecinos designados para hacer esta gestión serán Gabriel de Portales y Miguel de la Plaza. Estos dos apellidos aparecen vinculados a través de diversos miembros de sus familias a la gestión municipal desde los primeros documentos que hemos podido consultar, además Gabriel de Portales pertenece a una de las dos familias que encontraron el Cristo de los Ultrajes y aparece vinculado desde los inicios a la organización de la hermandad.
Pues bien, estos dos emisarios vuelven con la oferta de Francisco de Garnica de dar 12000 ducados por los molinos junto con el compromiso de poder utilizar el agua del caz para el Soto de Marjomar, la Huerta Vieja y los cañamares que los vecinos tenían en la zona del molino de Orejón y de mantener los mismos precios de uso del molino a los vecinos del pueblo.
Esta oferta se somete a votación en la sesión correspondiente del concejo, mostrándose de acuerdo la mayoría de los vecinos presentes.
El tema de la venta de los molinos vuelva a aparecer de nuevo en las actas del concejo en el año de 1647 ya que la situación ha cambiado puesto que D. Francisco de Garnica ha fallecido y su sucesor en el mayorazgo, su hijo Diego de Garnica y Córdoba pone sobre la mesa un cambio de las condiciones del trato que subscribiera su padre ya que además alega que uno de los tres molinos (del que no se menciona el nombre) está en malas condiciones y no pude usarse para moler. Con este argumento pretende disminuir la cantidad que se había comprometido a desembolsar, ya que al parecer, en estos cinco años, D. Francisco de Garnica había “adelantado” algún dinero al concejo para que hiciera frente a las deudas mas acuciantes, pero no se había oficializado aún la operación con una carta de venta. Es con este estado de cosas el que Diego de Garnica aprovecha para presentar su petición. Pero la respuesta del Concejo de Valdetorres es clara:

y aviéndolo tratado y comunicado dixeron que atento esta villa y su concexo está muy alcancado y no le quedan propio ninguno con que poder pagar cosas alguna de las deudas que deuia porque cuando los molinos se bendieron fue para desempeñar al concejo y pagar las deudas que deuian y si al pressente se le da el ven a cargar … alguna y deudas no es posible los paque porque no tiene de donde se trajera? … Don Diego de Garnica y Cordoua … y señor desta villa y si su merced fuere seruido de passar por el concierto que se ico de la venta de dichos con don Francisco de Garnica mi señor y su padre en los diez y ocho mil ducados por que se vendieron se passe por ello y se agan las escripturas de venta y demás necessarias porque si el molino esta al presente que no muele la villa no a tenido la culpa que cuando los vendió al señor Don Francisco de Garnica estaua bien aderecado y corriente que se molía vien y ganancia tenía con los demás y en el tiempo que el dicho don Francisco de Garnica mi señor los estuvo posesión dejo que no moliese el dicho molino con que en ello no a tenido culpa alguna


Vamos, que la operación no le salió bien al de Garnica. Lo que si es cierto es que en las actas de años posteriores es de nuevo el concejo quien se encarga de la gestión del arrendamiento de los molinos, por lo que en algún momento, que no tenemos localizado en la documentación, debieron volver a la gestión municipal. 

Concierto del batán 1551


El conflicto del molino de Orejón


Lo primero que nos llama la atención en este tema es, claro está, el nombre del molino. Lamentablemente no tenemos documentos que nos puedan aclarar este punto pero no resulta descabellado pensar que alguno de los arrendatarios del molino en algún momento de la historia debió contar con unos apéndices importantes y que quizás de ahí viniera el nombre; pero cada uno puede darle la interpretación que considere mas conveniente.
Lo segundo llamativo es que este molino se menciona en numerosas ocasiones como molino de El Casar y a poco que se rasque en la documentación del archivo municipal empiezan a salir a la luz numerosos conflictos en torno a este molino.
Para explicar el que se diga que este molino pertenecía a El Casar tenemos que remontarnos a los años anteriores a la separación de Valdetorres de Talamanca en 1564.
En época del común de Talamanca determinadas tierras y bienes, independientemente de la zona en la que se encontrarán estaban destinadas al aprovechamiento por el común; es decir, cualquier vecino de las localidades que formaban parte del mismo tenía opción a beneficiarse de su uso. Esto ocurría con determinadas partes de Marjomar de las que se nos dice que podían hacer aprovechamiento los vecinos de Talamanca o del Monte Albir que era zona común de pastos. Esto mismo sucedería con el caso del molino de El Casar, con la diferencia de que no es un bien de aprovechamiento común si no propiedad de El Casar. Es posible que encontrándose esta villa en una zona alejada de cualquier curso de agua, el común decidiera permitirle la propiedad de un molino en la ribera del Jarama. Aunque no podemos precisar desde que momento pasa a ser de su propiedad ya que como veremos, el concejo de El Casar disfrutaba de la misma ya que en cierto momento se plantean llevar a cabo su venta.
El hecho es que el molino de Orejón se encuentra precisamente situado entre los molinos del concejo de Valdetorres en Marjomar y los del señor de Silillos, lo que no podría traer mas que problemas que se prolongaron en el tiempo y de los que hacemos un pequeño resumen.
El primer problema se plantea ya en 1556 y el pleito es entre el concejo de El Casar y Simón Martínez de oficio batanero (encargado del batán) quien:

Había hecho dentro del dicho caz bajo de un molino del concejo de Valdetorres por junto a un batán que tenía a renta una estacada con la qual había detenido y detenía el agua (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Caja 863,7)

La queja de los de El Casar viene de que el mencionado batanero había cortado con la estacada la corriente de agua que bajaba por el caz, dejando al molino de Orejón sin caudal suficiente para moler. En vista de esto solicitan para el batanero una pena de cuatro fanegas de trigo por cada día que no ha podido funcionar el molino.
Una vez con el lío encima de la mesa se movilizan las fuerzas vivas y se nombran dos vecinos que vayan a ver in situ como se encuentran los molinos; pero lo que casi deja zanjado el asunto es la declaración del batanero, Simón Martínez que lo primero que deja claro es que con el no va la cosa puesto que solamente es arrendatario del batán y que el propietario es el concejo de Valdetorres, y por si fuera poco añade:

(que el molino de Orejón) ningún daño por el había recibido y recibía porque antes del estaría otro del dicho lugar de Valdetorres y encima de ambos estaría el dicho batán y no por eso ha dejado de moler igualmente (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Caja 863,7)

Vamos, que si el molino de Valdetorres que se encontraba justo a continuación del batán molía con normalidad, no había razón para que el de El Casar hiciera lo mismo.
A este problema con el vecino de “arriba” hay que sumarle otro con el de “abajo”, Francisco de Garnica y de nuevo por lo mismo, el  concejo de El Casar expone como D. Francisco de Garnica había cerrado el caz con una estacada, esta vez por debajo del molino de Orejón lo que impedía que el agua que había pasado por el molino desaguara con normalidad.
Esta vez, el concejo del El Casar dirige sus alegaciones a la justicia de Ribatejada, probablemente porque no se fiaría mucho de la acogida que tendrían sus reclamaciones si acudía a la justicia de Valdetorres. Este documento está fechado en 1602, pero nos cuenta como desde 1598 ya existen sentencias en firme que habían obligado a Francisco Garnica, padre e hijo, a deshacer la estacada que habían puesto en el caz (que debía ser importante ya que se nos dice que está hecha de maderas y piedra), pero como el que oye llover, puesto que pasado un tiempo volvían a levantarla de nuevo. En este quitar y poner la estacada nos encontramos con una novedad, según nos cuenta uno de los testigos interrogados para esclarecer este asunto:

Entonces se concertaron el dicho concejo del Casar y el dicho don Francisco de Garnica sobre la venta y compra del dicho molino” (caja 81. Exp 8)

Solución drástica donde las haya, con esta transacción se acabaría el problema puesto que siendo D Francisco de Garnica propietario de los dos molinos podía disponer de ellos a su gusto sin buscarse desavenencias con nadie
Por lo que hemos visto en documentos posteriores, al parecer la venta no se llevó a término y el asunto se complicó aún mas porque debido a esto, es ahora el concejo de El Casar el que recibe acusaciones de D. Francisco de Garnica por no limpiar adecuadamente su parte del caz, de forma que perjudicaba a los molinos de Silillos.
Y por si fuera poco el problema que tenían los de El Casar por un lado con el batanero y por el otro con el señor de Silillos, en los años de 1594 y posteriormente 1608 tienen que hacer frente también a algunos vecinos de Valdetorres que se toman la justicia por su mano. Estos vecinos son Martín de Portales y Alonso de Aparicio que por su cuenta y riesgo:

Los susodichos pospuesto el temor de Dios y menosprecio de la justicia auian ydo al dicho molino y por fuerza y contra la voluntad de sus servidores auian rompido el caz por donde iba el agua de dicho molino y auian sacado mucha cantidad de agua para regar sus guertos, tierras y heredades lo qual habían hecho una y muchas veces de un año a aquella parte en gran daño y perjuicio de dicho concejo y su molino (de El Casar)
(Real Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, Caja 1769,45)

El pleito no se resolverá hasta 1609, fecha en la que se absuelve a Portales y Aparicio, puesto que la justicia les da razón en sus alegaciones de que el agua del caz pertenece a Valdetorres, que por uso y costumbre los vecinos podían usar de su agua para regar sus huertas y además según dicen, el río Jarama llevaba abundante agua como para contentar a todos.

Está claro que mantener el molino no debió ser tarea fácil para el Concejo de El Casar, ya que les suponía un pleito tras otro, con el consiguiente coste. No hemos podido documentar exactamente el como, pero alrededor de 1640 ya se empieza a mencionar el molino de Orejón como propiedad del Concejo de Valdetorres quien se encarga de su arrendamiento. Seguramente El Casar acabaría renunciando a una propiedad tan molesta.

Los molinos de Silillos


Sobre los molinos situados en Silillos y que pertenecían a la familia Garnica, no tenemos tanta información como sobre los molinos que eran propiedad del concejo, pero a través de lo que se menciona en la documentación municipal si que podemos seguir también algún rastro de ellos.
Una de las primeras descripciones de Silillos en la que aparecen molinos es las que encontramos en el expediente de jurisdicción (caja 81 – exp 23) fechado en 1564 y donde se hace una extensa relación de los puntos “conflictivos” territorialmente hablando para delimitar la extensión de Valdetorres en el momento en que se separó de Talamanca:

Si saben que cerca de la villa de Valdetorres como un cuarto de legua está un heredamiento que se llama Silillos que es de Don Juan Hurtado de Mendoza e que el dicho heredamiento tiene un olivar e un molino de azeyte y pan e biñas e unas casas principales y una ermita y otras heredades

Estamos ante la típica propiedad autosuficiente perteneciente a importantes familias nobiliarias, en este caso la familia Mendoza y que por tanto contaba  con los mismos servicios que un pequeño pueblo, teniendo en este caso entidad propia, diferenciada de Valdetorres y Talamanca. En el año 1573 la propiedad cambiaría de manos y sería adquirida por el contador de Felipe II, Francisco Garnica, al que unos años después también vendería el monarca Valdetorres.
Ya en época de este documento tenemos reseñados dos molinos, unos de aceite, para explotar la producción del olivar que se menciona y también un molino harinero.
Unos años después, en 1595, a través de una querella por la agresión sufrida por la mujer del oficial del molino de Silillos (caja 81 – exp12), tenemos noticia de que se trata del oficial de un molino de papel. Desconocemos si se trata de un molino a añadir a los dos anteriores o que alguno de ellos cambiara de función con el tiempo. Lo que si esta claro es que este molino de papel tenía importancia ya que se menciona una casa donde viven los oficiales (en plural) que lo atienden. En la obra de Gonzalo Cayoso Carreira, Historia del papel en España se menciona un contrato firmado en diciembre de 1595 entre Fray Pedro de Mena, provincial de los mínimos y el licenciado de Castro para concertar la impresión de la Crónica de San Francisco de Paula, especificándose en este contrato que la obra “se imprimirá en papel blanco de Garnica, que llaman de Silillos, que sea igual y parejo”. Con esto tenemos la confirmación de la importancia del molino, cuyo papel se conocía incluso por el nombre del dueño de la heredad: Garnica.
Es importante reseñar que este papel se usaba para la impresión de obras “finas” como la que se menciona en el dicho contrato y no para otros menesteres mas bastos, por lo que su calidad debería ser aceptable, aunque Gonzalo Cayoso opina que “este papel, además de moreno, es muy sucio y con muchas motas”
Estos molinos contaban con una importante obra hidráulica para su mantenimiento, caz, presa y diversos canales, cuyos restos aún pueden verse hoy en día en la parte baja del caserío de Silillos. Hay que tener en cuenta también que probablemente estas construcciones que daban servicio a los molinos en parte es probable que se reutilizaran  ya en el siglo XVIII en el funcionamiento de la fábrica de fusiles que existió en la finca.
En las actas del concejo en algunos años del siglo XVII en los que el río daba un invierno guerrero, dañando estas estructuras se menciona como el concejo convoca a los vecinos para que acudan a  ayudar al reparo de las mismas. Incluso en unas de estas actas se menciona que puesto que el concejo le adeuda al señor de Garnica el pago de un censo que pesaba sobre la villa, las prestaciones de trabajo de los vecinos sustituirán al pago de la cuota correspondiente de ese censo.



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