¿Sabías que ...? ¿Como era el pueblo hace 400, 300, 200 años?
ERMITAS DE VALDETORRES (I): LA ERMITAS DE SAN ROQUE Y SAN SEBASTIÁN
Actualmente,
en nuestra Villa sólo contamos con la Ermita de la Soledad, situada en el
Cementerio. Pero siglos atrás, Valdetorres contaba con muchas más ermitas: la
de la Santa María del Campo, la de la Soledad o la de Silillos, la de San Roque
y la de San Sebastián. A día de hoy, seguimos sin conseguir ubicar estos
edificios en nuestro pueblo.
La
Emita de San Roque es la más desconocida
de todas, dado que apenas hemos encontrado datos de ellas, aunque sabemos de su
existencia por el siguiente párrafo de un documento de 1631:
“Otro majuelo del dicho Juan Sanz por debajo
de la Emita de San Roque de cuatrocientas cepas en linde con el majuelo de Juan
Valdeavero y que linda con la cerca de los herederos de Juan Llorente” [1]
San Roque. Autor:
José de Ribera, 1631. Escuela Española.
Museo del Prado
Por
la breve cita sabemos de su existencia, pero poco más. No sabemos la
importancia que tenía para el pueblo en esos momentos, como era el edificio o
dónde estaba situada. Una posible ubicación, aunque sólo es una hipótesis,
podría ser por el conocido Cerro de San Roque. Suponemos, que la Ermita, en
cierto modo, también debió ser importe porque San Roque, junto con San
Sebastián, fue patrón de Valdetorres.
De la Ermita de San Sebastián, tenemos muchos más datos de su construcción gracias a las cuentas de su Cofradía. Sabemos
quieren fueron los mayordomos de la cofradía y qué aportó cada uno a la
construcción durante el tiempo que estuvo en el cargo.
Debemos
que suponer que desde sus inicios, el edificio tuvo problemas
estructurales. Una de las primeras
referencias que tenemos sobre esta Ermita , en 1650, nos hablan de que se hace al mayordomo el cargo de la almoneda de cuando se vendió la
teja y la madera cuando se hundió la ermita. Tenemos que entender la almoneda
como una venta pública de bienes muebles, mediante una puja. Lógicamente, esto
nos quiere decir que en el siglo XVII ya existía esta ermita, pero que de forma
total o parcial se hundió y esos materiales se vendieron entre los vecinos.
No tenemos constancia de hasta qué
punto se dañó el edificio en ese año, porque los datos son confusos. Parece
poco probable que le Ermita se derrumbara de forma total por su estado de ruina
si San Sebastián era uno de los patrones de la Villa. Pero es verdad es que en
los textos encontrado aparece nombrado varias veces que los ladrillos usados sería
para hacer la ermita de nuevo, no para restaurarla. Además, en fechas
similares, también se habla de hacer los cimientos de la Ermita. Eso también
nos lleva a pensar que la Ermita, si no fue de forma total, se derrumbó
prácticamente por completo.
Gracias a los libros de cuentas de
la cofradía sabemos quiénes fueron los maestros de obras de la dicha Ermita y
algunos de los operarios que trabajaron en ella. El maestro de obra que más
tiempo estuvo al cargo de supervisar la construcción fue Martín de Arce entre
los años 1650 y 1657. No sabemos por qué abandonó el cargo, si fue porque
falleció o porque otra persona hizo una mejor postura para ser el maestro. Tras
él le sucede Juan del Campo, su tiempo a cargo de la obra no sabemos cuando
terminó. Entre los trabajos de ambos,
sabemos que Miguel de la Plaza hizo postura en 1650 para acceder a ser el
maestro de obras, pero se denegó.
San Sebastián. Autor:
El Greco. 1610-1614. Escuela Española. Museo del Prado
Otras de los expertos que
colaboraron en la construcción de la Ermita, a parte de los maestros de obras,
fueron Bernal de Castañeda, maestro tejero, al que se compraron la mayor parte
de los ladrillos con los que se construyó el edificio. Miguel de Aguirre,
maestro tejero al que también se compraron ladrillos, pero en menor medida;
Gregorio Sanz y J. de Arce, fueron los
operarios encargados de realizar algunas labores concretas de la Ermita, como
las tapias. Como se puede observar J. de
Arce comparte apellido con el primer maestro de obras, Martín de Arce.
Desgraciadamente, no hemos podido comprobar si ambos eran padre o hijo, aunque
puede ser una posibilidad.
Para
terminar, nos podríamos hacer una idea de cómo podría ser esa Ermita.
Desgraciadamente, no sabemos dónde se encontraba ubicada, aunque sería una
información bastante interesante de descubrir. Por los datos que sacamos de los
libros de cuentas, sabemos que estaba hecha con materiales humildes y que podía
encontrar en la zona: cal, arena, ladrillos, cantos y piedras de la zona. Esos
materiales nos hacen pensar que no fuera una ermita con demasiado lujo o
artificios.
En
relación a la planta, también desconocemos como era, ni sus dimensiones, pero
sí que tenemos constatado que se construyeron pilares de ladrillo en la parte
interna del edificio. La existencia de pilares nos puede llevar a varios
planteamientos. El primero de ellos es que fuera un edificio de cierta
envergadura, dado que San Sebastián era patrón de Valdetorres, y que tuviera
pilares para separar distintas naves o para soportar algún tipo de
abovedamiento. Por otra parte, también puede deberse a motivos constructivos:
bien podría ser porque el peso de la techumbre que tuviera que soportar fuera
bastante grande o bien porque los
constructores no tuvieran demasiada técnica para asegurar la estabilidad del
edificio. Es posible, que en este edificio concretamente, se debiera a
problemas constructivos derivados de los vanos del edificio y de la baja
calidad de algunos materiales. A esto también hay que unir que ya sabíamos que
la Ermita anterior se hundió, seguramente debido a ese problema.
También
tenemos constancia que se realizó una pila, realizada por Martín de Arce en
1653 y que la ermita estaba rodeada por unas tapias.
La historia de la construcción de la
Ermita de San Sebastián no terminó ahí, porque 100 años después de esta
construcción se vuelve a hablar en otros documentos de arreglar el edificio. Los dos párrafos siguientes, del año 1766, lo
demuestran:
“determinaron se componga la ermita del Santo
San Sebastián y su importe lo pague la
villa y que se gaste madera del Soto, la que se necesite, a excepción que si se
necesitara madera de pino, se compre.” [2]
“
y por lo que toca a la compostura de la
Ermita de San Sebastián, determinaron
que se componga, y para la madera que se necesite de pino se venda el trigo
necesario […] y así mismo se obligue al maestro a que haga la obra como la tiene
ajustada” [3]
Como
vemos, el culto a San Sebastián en el siglo XVIII debía seguir siendo
importante porque los gastos para la obra los iba a pagar la villa y se ofrecía la madera del
Soto para poder arreglarla. Además, matiza sobre que si se necesitara madera de
pino, se compraría y el dinero para poder adquirirla lo sacarían de la venta
del trigo.
Para
terminar con la Ermita de San Sebastián y San Roque, haremos un breve apunte
más, aunque simplemente se trate de una hipótesis. Como es sabido, de la primera
tenemos mucha más información que la otra. Esto pudiera tener una explicación y
es que ambas sean la misma.
La Virgen y el Niño
con San Roque y San Sebastián. Autor Anónimo, Seguidor de Luca Cambiaso.
Escuela italiana, siglo XVI. Museo del Prado
En
el Archivo Diocesano de Toledo, en una visita que se realiza en 1727, se nombra
a las dos Ermitas como si fuera una sola. Esto puede ser debido a que el mismo
edificio tuviera las dos advocaciones. También esto tenga relación con que en
el Archivo Histórico de Valdetorres hayamos encontrado nombrado de forma
indistinta el Barrio de San Sebastián y el de San Roque, haciendo alusión al
mismo. Como indico, es solo una hipótesis, porque nada hemos hallado en el
Archivo de Valdetorres que nos lo confirme, pero puede ser una explicación muy
lógica.
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